10
2012
El emprendizaje social y sus conexiones educativas.
En la entrada anterior señalamos que el emprendizaje social es una práctica que ha convivido con nosotros desde hace tiempo. En esta entrada, vamos a explicitar algunas de las relaciones del emprendizaje social con las prácticas educativas actuales. Se habla ya en diversos lugares de la competencia emprendedora, definida como la capacidad de actuar autónomamente o la destreza para alcanzar o poseer autonomía e iniciativa personal. La competencia emprendedora no se recoge como tal entre las ocho competencias básicas, que deben alcanzar los sistemas educativos obligatorios. Pero sí aparece una octava competencia estrechamente relacionada: Autonomía e iniciativa personal.
Para concluir, estarán de acuerdo con nosotros en que es necesario remarcar que las tres competencias aquí descritas exigen, más que ninguna otra, su experimentación práctica para poder ser comprendidas y aprehendidas. Y por tanto, que los conocimientos, actitudes, valores y destrezas psicosociales que se deben adquirir para y por dichas competencias, serán más ricos cuanto mayor iniciativa y autonomía muestre el alumnado en los ambientes y situaciones de aprendizaje que se diseñen para ello. Es decir, cuanta mayor competencia emprendedora se les exija, mayor oportunidad de aprendizaje tendrán.
Bertolt Brecht dijo que las personas que luchan toda la vida son las únicas imprescindibles. No sé si será cierto, pero sí creo que para poder ejercer una ciudadanía plena es imprescindible disfrutar de autonomía e iniciativa personal.
Si quieren una mayor reflexión sobre lo expuesto, pueden consultar la guía 4 de Zerbikas, en la que además relacionan el emprendizaje social con el Aprendizaje y Servicio Solidario.